¿Ves el reloj y son las 11:11?. Un rato después el 2:22, 3:33 o 10:10 hacen su aparición. O podría ser cualquier otra secuencia que te llame la atención. Tu mente te dice que no tiene sentido, ni hay nada más al respecto, pero hay algo en tu corazón que te hace querer profundizar.
¿Por qué aparecen estas secuencias?
¿Que pasó para que ahora se me aparezcan?
¿Me quieren decir algo?
O mejor aún ¿Qué me quieren decir?. 

Hoy justó recordé mi momento en el que me empezó a pasar eso mismo, que quizás a ti te lleva pasando cierto tiempo y no entiendes.

No recuerdo el momento exacto, pero sí que el 11:11 empezó a aparecerme por doquier, así como también las secuencias con los 2, tanto en 2:22 como el 22:22.

Yo lo veía simplemente como algo curioso, hasta que por “azares” del destino llego a mí algo sobre numerología angelical y ¡zaz! Quedé boquiabierto.  Antes que me arranque a tope, quiero hacer mención que las secuencias y números repetitivos no aparecen de repente.

Han estado contigo toda tu vida, al igual que todas y cada una de las señales que te manda todo el tiempo tu Ángel y todo el universo. Lo que pasa es que hay algo en ti que ha cambiado, que ahora te esta haciendo darte cuenta de ellas. Ahora ya estas escuchando ese llamado que dichas secuencias están haciéndote. 

Esto es lo que se le conoce como el despertar espiritual. Es ese hermoso momento en que el descubres que no eres solo un cuerpo y una mente, sino en realidad eres algo mucho más profundo, que estás conectado con el todo y que ese todo, está ahí dándote pistas de cómo puedes ser más feliz en esta vida. Mostrándote cómo te puedes abrir el camino del sufrimiento al gozo. 

En mi caso, cuando me empecé a percatar de las secuencias,  fue uno de los momentos más críticos de mi despertar. Era yo muy escéptico, negativo, neurótico (¡ok! aún lo soy, pero ya menos), me estaba enfermando como nunca, con cero alegría por vivir y una fe por los suelos.

Y de repente, secuencias por aquí y por allá. Cuando buscaba la interpretación mi reacción siempre era: “¡Chingada madre!, ¿Cómo puede ser esto?, ¿Hay alguien ahí viéndome? ¿Me saben algo o me hablan al tanteo?”.

Pero aquí tu servilleta tiene doctorado en necedad y seguía sin darle importancia. Las secuencias seguían apareciendo una y otra vez, así como yo tropezándome -como diría la canción- “con la misma piedra”.

El universo soplándome las respuestas y yo “muy chingón queriendo resolver mis pedos solo”.  También noté que según lo que estuviera viviendo las secuencias o los números variaban.

Literal llegó un punto en que me sentía como Big Brother, con todos los Angelitos y Dios divirtiéndose a mi costa. Ja ja. Después de estudiar y profundizar me di cuenta, que en realidad era algo verdaderamente hermoso.

Una prueba real (una de tantas) de que Dios y los Ángeles existen, y que se comunican hacia nosotros directamente. 

De hecho mi conclusión es que, a pesar de que lo divino nos habla todo el tiempo, casi siempre estamos tan sumergidos en nuestra mierda y jodidez diaria, que no somos capaces de detenernos a percibir, y ahí es donde viene la magia de los números.

Una secuencia que se repite y repite, dicho en mis palabras es algo así como: “Dano no te apendejes y escucha la respuesta, te hará más fácil todo”.  Es importante recordar que venimos a tener una experiencia humana que nos trae aprendizajes, y que ni Dios ni los Ángeles pueden intervenir si no se los pedimos y sobretodo si no se los permitimos.

Lo cual parece lo mismo, pero son dos pasos complementarios. La falta del entendimiento de este libre albedrío es lo que nos hace muchas veces sentir a Dios y a sus bellos Ángeles lejos.

Pensamos que son cabrones y que nos dejan sufrir a lo pendejo. En realidad es todo lo contrario.  Dios y los Ángeles mueren por ayudarnos, y están literal como familiares en el grada del juego de futbol infantil a punto de entrar para hacer su parte. No les gusta vernos sufrir, pero saben que el respetar nuestro proceso es lo que nuestra alma necesita para evolucionar.

Así que una forma en la que hacen una especie de trampa es mandando señales, entre ellas, los números.  Este método numerológico es de mis favoritos, por que tiene la capacidad de que nosotros encontremos la interpretación y sobretodo de hacer que nuestro ego no sabotee el asunto. Ya que al no entenderlo no le da importancia.

Ahí es donde el corazón escuchando a tu alma te dice: “Hey, recuerda que lo divino está ahí para ti. Presta atención a la pista que te dejan”. 

No sobra mencionar que esto no es un rompimiento del libre albedrío, en verdad nos aman tanto que nos respetan aún cuando estamos en el hoyo más profundo.

Lo que sí es: una invitación que cuida nuestro derecho divino de elegir tomarla o dejarla, así de amorosas son las secuencias numéricas. 

Hay muchas formas de interpretar tanto las secuencias como los números. Yo siempre te voy a invitar a que aprendas a sacar tus propias interpretaciones, pues la que venga de tu corazón siempre será la más atinada.

Aunque es obvio que cuando empiezas con esto, una buena base puede servirte para comenzar, sin dejar a un lado tu intuición.  T

e recomiendo mi guía gratuita para la interpretación de números angelicales. Dando clic aquí la puedes descargar.  Como cualquier proceso de comunicación angelical, requiere tiempo y paciencia. Te invito que empieces a prestar más atención a los números que van apareciendo en tu vida, y verás como te hablan y te guían para lo que te estes viviendo en tu vida. 

Esa guía será efectiva y maravillosa para ti. 

Sat Nam